RENACIMIENTO DE LA
METODOLOGÍA POR PROYECTOS EN LOS AÑOS 60
Tras la caída de
Hitler y a diferencia de lo que estaba sucediendo en el Este de Europa, la
Europa Occidental abrazó de nuevo los planteamientos que emergieron en el
periodo de entreguerras, abriendo la puerta a métodos progresistas en
educación.
En los años 60, la
situación cambió radicalmente en el sentido de que los estudiantes no sólo
protestaban contra el imperialismo, el capitalismo y el autoritarismo sino que
se rebelaban contra las estructuras de opresión y dominación que percibían en
la base de las instituciones académicas. Los proyectos surgieron de nuevo como
una alternativa a la enseñanza tradicional basada en las clases magistrales y
los seminarios.
El planteamiento de
los proyectos se extendió rápidamente desde las universidades hasta las
escuelas y desde Europa occidental al resto del mundo pero la base de esta
tercera gran ola tuvo lugar y aún permanece en Alemania.
Durante el periodo
de entreguerras, las reformas educativas que se llevaron a cabo en Alemania no
tenían otro fin que el de abonar el terreno al Fascismo y al
Nacionalsocialismo. Por este motivo, hubo un giro rotundo en los planteamientos
educativos tras la Segunda Guerra Mundial, dejando el camino libre en los años
60 y 70 al movimiento progresista en educación que venía de Estados Unidos. A través
de la metodología de proyectos de Dewey y Kilpatrick se encontró en Alemania el
camino para transformar la educación que de forma tan ansiada se buscaba.
En Alemania, durante
los años 70, a diario se venía utilizando un sistema reducido de la metodología
de proyectos mientras que en los momentos especiales del año, se utilizaba esta
metodología de forma integral. Sin embargo, dicha euforia por esta metodología
fue poco a poco evaporándose.
Actualmente en
España, no es raro encontrar colegios que basan su metodología en el
aprendizaje por proyectos, aunque se ve claramente una preponderancia en la
etapa educativa de infantil sobre la de primaria. En el resto de colegios se
advierte una tendencia por intentar armonizar la metodología por proyectos con
otra más convencional.
Finalmente, queremos
destacar las aportaciones pedagógicas de Fernando
Hernández y del Grupo Minerva. Su dilatada experiencia en el trabajo por
proyectos –sus inicios se remontan a mediados de los años ochenta– ha tenido
una concreción importante en la formación de profesorado y ha estimulado
prácticas docentes creativas en las que cada maestro puede elaborar su manera
personal de enseñar por proyectos. Convencidos de que no se puede separa el
sujeto que aprende y el que enseña del proceso de enseñar y aprender a
comprender el mundo, entienden el aprendizaje como elaboración de una
conversación cultural que permite dotar de sentido el conocimiento y establecer
relaciones a partir de las preguntas que se plantean en cada investigación.