La sociedad está en continua
evolución.
Se piden nuevos perfiles
profesionales. Surgen nuevas profesiones.
La información, a través de
internet, crece y se actualiza sin parar.
El libro de texto no puede ser
la única fuente de información.
Las clases magistrales han
perdido sentido
Se aprende “haciendo”… con los
demás. El trabajo en equipo es mas motivador y favorece el desarrollo personal
y académico.
El alumno debería convertirse
en el protagonista de su propio aprendizaje. Y el profesor en orientador del
aprendizaje de sus alumnos.
El camino esta en una
enseñanza personalizada, dar a cada alumno lo que necesita, ajustar los
contenidos a su forma de aprender
A través de otras
metodologías, se consigue desarrollar de una manera más eficaz las 8
competencias básicas del currículo.
Ayudar a nuestros alumnos a
ser más autónomos a la hora de aprender y de aplicar lo que aprenden porque
tienen que “aprender a lo largo de la vida”
Así el profesor se encontrará
más satisfecho y conseguirá mejores resultados de sus alumnos.
Los alumnos serán más felices
y aprenderán más
El profesorado no tendrá que
pasar por esta situación de las clases estáticas y el aburrimiento de sus
alumnos.
(Ana Basterra Berritsegune de
Leiona)
Los Métodos por
Proyectos son fruto de denunciar la distancia entre la escuela y la realidad.
El contenido escolar, centrado en cuestiones académicas, ignora la vida de los
alumnos fuera de la escuela y hace más difícil la generalización de lo que se
trabaja en clase. Se critica el currículum centrado en asignaturas que supone
la fragmentación del saber y el reparto del conocimiento.
En los proyectos se
ponen en juego elementos muy distintos: se planifica el trabajo, se entrenan
capacidades, se intercambian conocimientos, se colabora con los compañeros, se
intensifican relaciones, se negocian intereses y, a veces, se llega a acuerdos.
Y en segundo lugar,
los proyectos también son el resultado de un conjunto de críticas que
justifican la necesidad de un cambio en la manera de enseñar y de aprender en
la escuela. Algunas de las más conocidas son el aprendizaje verbal y la
mecanización del saber –que deriva en prácticas repetitivas de contenidos poco
generalizables– el uso de metodologías poco respetuosas con los intereses de
los niños, la separación radical entre los roles de docente y discente, la
ausencia de la actividad reflexiva, el estilo marcadamente individualista de la
tarea escolar, y la evaluación centrada en los resultados sin tener en cuenta
los procesos. A partir de estos argumentos, se reivindican intervenciones
escolares atentas a la naturaleza del niño, que potencien su capacidad
espontánea para aprender y conocer y que aprovechen la relación entre iguales
como motor de aprendizaje. Se insiste en la conveniencia de incorporar los
problemas reales a la escuela, para favorecer que los alumnos afronten
contenidos relevantes, entendiendo que sólo aquellas cuestiones que resultan
interesantes y motivadoras pueden generar conocimientos. Así mismo, se reclama
el uso de metodologías flexibles que permitan procesos de observación, de experimentación
y de reflexión. En síntesis, podemos decir que la introducción del trabajo por
proyectos apunta directamente a la función de la escuela y busca una
metodología coherente con la nueva manera de entender el aprendizaje.